miércoles, 18 de febrero de 2015

LOS ACUERDOS MUTUOS DE SUPERVIVENCIA

¿Por qué somos engañados tan fácilmente?

por Horacio Velmont
grupo.obnosis@gmail.com
“Se puede engañar a todos poco tiempo, se puede engañar a algunos todo el tiempo, pero no se puede engañar a todos todo el tiempo”.
Para sobrevivir, las sociedades hacen acuerdos mutuos donde están involucrados el no matar, el no robar, el no engañar, la solidaridad, etc. En otras palabras, donde la buena fe está siempre presente.
La buena fe significa que se presume que lo que se dice o se hace tiene el sello de la verdad y no del engaño.
Es inimaginable que una sociedad pueda sobrevivir si en lugar de primar la buena fe lo que primara fuera el engaño, el asesinato, el robo o la falta de solidaridad.
Estos acuerdos mutuos de supervivencia no necesitan que estén escritos porque surgen naturalmente como algo obvio.
Esta postura de credibilidad hace que aquellos que quieren manipular a la sociedad utilicen los medios de comunicación para mentirle y conducirla como rebaño al matadero. Y lo de “matadero” no es ningún eufemismo, sino un hecho real.
Hace algunos días me tiré en el pasto a descansar unos minutos –yo vivo en Buenos Aires– y de pronto vi una estela parecida a la que dejan los aviones, pero obviamente, por sus extrañas formas y peculiar consistencia, no tenía este origen. Es decir, era lo que se conoce como ”Chemtrails”, envenenamiento del aire con la finalidad de enfermar y diezmar a la población.
La gente le cree a las autoridades cuando éstas dicen que quienes denuncian estos hechos son delirantes conspiranoicos.
Y lo mismo nos envenenan con la vacunación y la fluoración del agua e incluso nos trastornan la mente con el sonido The Hum (el “zumbido”).
Tan acendrada tiene la población la idea de creerle a las autoridades que cuando uno trata de informarle, por ejemplo, que el tsunami contra Japón no fue un hecho de la naturaleza sino que lo provocó artificialmente Estados Unidos cumpliendo una amenaza, nos miran como diciendo “¡vaya, qué tontería!”.
Y lo mismo con el cuento del calentamiento global, que es otra de las grandes mentiras porque detrás hay un gran negocio.
Menos mal que no estamos en la época de la Inquisición, porque de lo contrario ya nos hubieran condenado a la hoguera por el solo hecho de decir que el ser humano fue el resultado de una clonación hecha por Jehová, un Humano Primordial originario de la Tierra hueca, que fue presa del ego y se volvió loco, embaucándonos a todos haciendonos creer que era Dios.  Y que la frase bíblica “hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza” se explica porque quien clonó a Adán y Eva era precisamente humano y no Dios.
Estos hechos, así como muchos otros, fueron anticipados por el gran vidente argentino Benjamín Solari Parravicini, como el tsunami de Japón y la muerte fingida del presidente argentino Néstor Kirchner.
Aquellos que hemos despertado hacemos todos los esfuerzos posibles para que otros también despierten.


Pero la verdad es que la gente está muy dormida. No obstante, nosotros continuamos porque sabemos que la gente al final despertará y la verdad al final se impondrá. Nada tendría sentido si no fuera así.
NOTA DE HORACIO VELMONT
Desde ya que también habría que incluir otros factores que hacen que la gente crea con tanta facilidad lo que le dicen, aunque sea inverosímil, como por ejemplo el hecho de que los seres humanos no ven el mundo como es sino como quieren que sea (“quod volumus, facile credimos”); la ignorancia, ya que ésta es el origen de todos los males, e incluso los engramas, con el contenido verbal del tipo “tú crees todo lo que te dicen” o “lo que escuchas es la verdad”.

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